CISCOMENTARIO®

El T-MEC, versión revisada del TLCAN, ha beneficiado el comercio y crecimiento económico de México en 4 años. Su revisión en 2026 plantea retos y riesgos: el reto es una buena estrategia de negociación entre gobierno y empresarios; el riesgo, no lograr acuerdos ventajosos, afectando inversiones, empleo y bienestar.

Luego de la reacción negativa de los mercados financieros ante la inminente aprobación del Plan C, el gobierno recién electo y el Banco de México han enviado mensajes y adelantado decisiones, como el anuncio del gabinete, para calmar la volatilidad, principalmente la cambiaria. Si bien la tormenta empieza a amainar, no hay calma, especialmente porque todo indica que la reforma judicial y el Plan C se aprobarán sin cambios y el nuevo gobierno tendrá un poder casi sin límites, lo que causa preocupación.

Inicia el proceso de transición hacia una nueva administración federal, lo que da pauta para realizar una revisión del estado económico que nos deja el gobierno saliente. Comenzamos revisando el comportamiento del crecimiento económico, el cual resultó ser decepcionante y preocupante ante los retos que debe enfrentar la primera mujer en gobernar el país. Es importante no repetir los errores de política y aprovechar las oportunidades que se están presentando. El país no soporta otro sexenio perdido en materia de crecimiento.

Los problemas de suministro de energía eléctrica que recientemente han afectado al país son producto de las malas decisiones relacionadas con la política energética del actual gobierno, que ha estado supeditado a la ideología. En los próximos años, se prevé un aumento en la demanda de energía, en parte debido al nearshoring, mientras que el sistema eléctrico no ha aumentado su capacidad y no está generando suficiente energía proveniente de fuentes limpias.

La política social actual se ha basado en transferencias directas, reduciendo la pobreza por ingreso en 5 millones de personas. Sin embargo, la falta de inversión en otros bienes sociales como salud y educación ha generado mayores carencias. Se necesita una política que mejore las condiciones de vida y fomente el empleo.

Ante los resultados electorales y la posibilidad de que se aprueben sin modificación las iniciativas de cambios constitucionales, los mercados financieros reaccionaron de manera negativa, registrando las mayores pérdidas en los últimos años. Si bien el gobierno electo trató de reducir la volatilidad, la incertidumbre se mantiene y podrían presentarse más efectos negativos.

En una escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la Casa Blanca elevará a partir de agosto los aranceles a la importación de productos sensibles de origen chino, comenzando con vehículos eléctricos y posteriormente baterías y semiconductores. Estas medidas abrirán el mercado a posibles proveedores de países como Taiwán y México. Es crucial tomar acciones inmediatas para no perder esta gran oportunidad.

La economía mexicana creció menos de lo esperado en el primer trimestre. Según el INEGI, se estima un crecimiento anual del 2.0%, el sexto trimestre consecutivo con un deterioro en el crecimiento, lo que indica una ralentización económica. Esto lleva a ajustes a la baja en los pronósticos para el año y puede resultar en un deterioro de las finanzas públicas. Es crucial revertir esta tendencia hacia la desaceleración generando mejores expectativas económicas.

El sexenio que está por terminar se caracterizó por el aumento significativo en los salarios, lo que benefició a un importante grupo de trabajadores. Sin embargo, la productividad siguió decreciendo, lo que, aunado a la insuficiente generación de empleos formales, hará insostenible darle continuidad a la promesa de seguir aumentando los salarios.

El nuevo gobierno tiene el compromiso de cumplir con sus promesas de campaña, especialmente en la política social, que sin duda fue fundamental para ganar las elecciones. Sin embargo, la actual administración le dejará un país con el mayor déficit público en los últimos cinco sexenios y un endeudamiento creciente. Se requerirá tomar acciones efectivas ante la disyuntiva de reducir el gasto o aumentar ingresos mediante una verdadera reforma hacendaria, un reto complicado que no admite indecisiones.

La inseguridad que enfrentan los ciudadanos y las empresas, caracterizada por altos índices de criminalidad y delincuencia, tiene un impacto directo en la economía del país y su potencial de crecimiento. La presencia de altos niveles de inseguridad disuade a las empresas de invertir, ya que aumenta los costos de seguridad y reduce la rentabilidad y competitividad. Además, la inseguridad afecta la calidad de vida de los ciudadanos, lo que a su vez puede disminuir la demanda de bienes y servicios, impactando negativamente el bienestar general.

La pandemia llevó al cierre del sistema educativo, sustituido por clases a distancia que no alcanzaron los objetivos. Esto se reflejó en el deterioro del aprendizaje, como evidenciado por la caída de México en las posiciones mundiales en las pruebas PISA. A pesar de ser un fenómeno global, México no ha tomado medidas suficientes para recuperarse, no destinando presupuesto adecuado y careciendo de instituciones capaces de evaluar los avances.