Julio A. Millán
El balance del T-MEC, aunque prematuro, es positivo para México por la coyuntura mundial.
Es oportunidad de reposicionar los sectores exportadores tradicionales, de incorporar otros de mayor innovación y tecnología y de sumar los de suministro por la cercanía.
La política energética y la incertidumbre a la inversión son los mayores riesgos para la competitividad regional. El futuro debe enfocarse en generar mayor valor a través de tecnología y profesionalización del talento.
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